Nos tragamos el R.Madrid-PSG rodeados de franceses en el Barógrafo

Es una buena jodiendo intentar ir a cenar tranquilamente a tu bar favorito, el Bar Barógrafo en la calle del Príncipe 10 (¿cuál si no?), cuando no te gusta el fútbol, se juega un Real Madrid-PSG de Champions League, y te encuentras en pleno Barrio de las Letras, conocido también por ser un reducto de turistas franceses alcohólicos que, en este caso, simplemente han venido a ver el ambiente del partido y emborracharse.

Los franceses son capaces de tener la mejor gastronomía del mundo y, a la vez, acabar de turismo en bares como este.

Difícil disfrutar de la tranquilidad del Barógrafo con su entrada y la barra llena de franceses animando a su equipo, por lo que tuvimos que pasar al salón trasero del local a disfrutar de las incomparables tapas que te ponen con la cerveza en este bar donde te piden el nombre para apuntar todas las que te bebes, como síntoma de que la gente va allí a emborracharse hasta el punto de no recordar qué se han bebido.

Mientras degustábamos nuestras tapas de patatas fritas de bolsa, bajas en grasa y unas patatas alioli que, probablemente sean lo mejor del local, pudimos ver el partido de lo que parecían ser más bien Pardeza, Michel, Sanchís, Martín Vázquez y Butragueño, gracias a la triste calidad de imagen digna de los 80’s de la televisión más de tubo de rayos catódicos que hemos visto en las dos últimas décadas en un bar.

Con los franceses eufóricos, disfrutamos de un bocadillo de pollo-queso con sabor a ternera, por haberlos cocinado en la misma plancha sin haber pasado ni una servilleta por la superficie. Con un pan de haberte olvidado de ir a la panadería a comprarlo y salir corriendo al chino alimentación de enfrente a por uno de urgencia.

Bocadillo de pollo y queso con sabor a ternera de no limpiar la plancha, ni con una servilleta.

Como el sabor del pollo nos dio antojo, también pedimos otro bocadillo de ternera-queso, con doble o triple sabor a ternera de haberlo cocinado todo en la misma plancha, que eso siempre suma. Cuando lo terminamos, se hizo el silencio en todo el bar y salimos hacia fuera a ver qué sucedía.

Y puede que ames u odies el fútbol, pero creednos que nada une más a unos españoles en un bar que ver cómo los franceses que habían estado durante toda la cena dando el por culo, ahora estaban llorando porque su equipo había perdido.

Las tapas que te ponen con la cerveza son tan triste como estaban los ***** franceses al final del partido, después de la eliminación de su equipo.

Precio aproximado: 10-12€