El Imparcial, descrito con la objetividad que nos caracteriza

Si eres un nostálgico de los que echa de menos comprar libros en la tienda de los restaurantes VIPS, hay un restaurante totalmente ajeno a la cadena donde todavía lo puedes hacer. Se trata del restaurante El Imparcial, situado en la calle Duque de Alba 4, junto al desaparecido cine porno de Tirso de Molina en el que antiguamente dibujaban su maravillosa cartelera con bolígrafos BIC de colores.

Restaurante con tienda para comprar libros como el antiguo VIPS, pero sin ser tan cutre y bastante más caro.

Para el que lleva la puntualidad por castigo, puedes ojear sus libros mientras esperas a que llegue el resto de la gente impuntual. O, si eres de los que llegan tarde, puedes hacer esperar aún más tiempo al resto de la gente que ya ha subido la escalera señorial, que lleva a los salones del restaurante, sin tener el más mínimo de respeto por ellos. Todo, ambientado con una música sexy de bienvenida que te hará sentir que esta noche follas.

Situado en la sede del antiguo periódico homónimo, desaparecido en 1933, este lugar es el sitio perfecto para compartir platos al centro, ya que está decorado con muy buen gusto, por lo que puedes aprovechar que tus amigas estarán haciéndose fotos para su Instagram y comerte su parte del escaso tartar de atún rojo con aguacate que, aunque está bastante rico, te sabrá a poco por el precio que tiene.

Recomendamos pedir platos al centro y aprovechar que tus amigas se estarán haciendo fotos para comer más.

Mientras degustas las alcachofas con crema de calabaza y espuma de queso de cabra, puedes observar a todas las parejas a tu alrededor que, claramente, están teniendo una cita de Tinder, y apostar con tus amigos cómo van a acabar.

Una de las mesas donde había una cita Tinder que se notaba que iba bastante mal, al final, nos sorprendió con un final feliz que acabó con la pareja besándose apasionadamente. Mientras, nosotros, teníamos un sentimiento parecido a su cita con la croqueta de rabo de toro con la carne mal repartida. Al principio solo mordías bechamel, pero al final triunfó el amor y nos acabó gustando bastante.

Pero si alguno de los platos nos enamoró, como si fuéramos un niño obeso americano absorto por la melodía de la camioneta de los helados, fue el delicioso helado de wasabi con sashimi de salmón y alga wakame, cuya mezcla refrescante nunca habíamos probado en ningún lado.

El sashimi con helado de wasabi nos ha jodido la vida porque querremos comerlo siempre de aquí a que muramos.

Los huevos rotos con parmesano, trufa y boniato, estaban decorados con elementos ajenos a la trufa que no aportan nada al sabor pero que son dignos de un local ‘chic’ como este donde no podía faltar la trufa, o esencia de trufa.

Como últimos platos pedimos unos tacos de cochinita pibil con guacamole y lima que, aunque no sean los mejores que vas a probar en tu vida, estaban bastante buenos. Y, también, una carrillera de ibéricos con puré de boniato, que tenía un sabor estándar, similar a casi todas las carrilleras de cualquiera de los restaurantes donde la puedas pedir. Como si todos los hosteleros de España compraran el mismo bote precocinado de carrillera.

Entre el buen trato de los camareros, su tarta de queso y la tarta de zanahoria, nos llevamos un sabor dulce de El Imparcial. Tanto que terminamos tomándonos unas copas en el mismo local mientras nos convertíamos en auténticos voyeurs mirando cómo las parejas se daban el lote.

Puedes disfrutar de sus ricos postres mientras ves a tu alrededor cómo se dan el lote varias citas de Tinder.

Precio aproximado: 30-35€